Economía

Empleo en euskadi: mañana mejor que hoy

No es una bena noticia la del Eustat, que nos dice que el paro en Euskadi sigue en la mitad que el de España. Sin embargo, la afiliación a la Seguridad Social en Euskadi nos canta el aterrizaje del desmpleo:

2008 -2,1 %
2009 -1,9 &
2010 -0,49 %


Uso el dato, a sugerencia de uno de mis críticos de cabecera, que seguro que me saca alguna pega, pero se ve una clara desaceleración en la caída del empleo. Nos queda la duda de saber qué habría pasado de no haber bloqueado el PNV las competencias de empleo que se irán aplicando a lo largo del año.

Lo que sí sabemos es el balance del plan + Euskadi 2009, que ha generado empleo para 5.700 personas en riesgo de exclusión. Sabemos también que en año y medio, las ayudas a empresas en dificultadesa (mayoría pymes) han superado las de los siete años ateriores juntas. Algo habrá tenido que ver para contener la hemorragia, digo yo.

Sin embargo, no es suficiente: eso está claro. ¿qué nos deparará el futuro? Pues podemos dar ters pinceladas:

1.- Lanbide echa a andar: A partir de ahora, para recibir la Renta de Garantía de Ingresos, hay que apuntarse a Lanbide y formarse para trabajar o aceptar las ofertas de empleo. De esta manera, aflorará empleo sumergido, de mala calidad. En cuanto la transferencia se complete, empezaremos a ver que la gente se forma en cosas que se demandan y que las ofertas de empleo casan de forma más eficaz.

2.- Al lehendakari no le tenemos en el Ulster o Suráfrica vendiendo humo: le tenemos en Abu Dhabi, fomentando contratos para empresas vascas e inversiones en Euskadi. Pero antes se pasó por otras potencias emergentes: Brasil y China. Y está dando resultados.

3.- Plan de Competitividad Empresarial: movilizará 12.000 millones de euros (públicos y privados). Es la muestra de que no está vendiendo humo en el extranjero.

Y es malo que el paro suba, pero al menos vemos la salida al final del tunel y no nos tapan los malos datos, que ahí están.

 

 

Efecto IVA: lo comido por lo servido

Bruselas acerca dos décimas sus previsiones sobre el PIB español de 2010 a las del Gobierno. A ese ritmo, tendría una previsión mejor para antes de verano. Aún con todo, se atreve a pronosticar que la subida del IVA nos va a afectar negativamente, por la disminución del consumo.

Hombre, pues no sé con qué ojímetro o pitonisa habrán hecho semejante augurio. Desde luego que no se han fijado en dos datos muy relevantes:

1) ECONOMÍA SUMERGIDA: Con el nivel actual de economía sumergida en España (más del 20%), no cabe ya una mayor huída de la actividad a lo negro, por pura saturación. Los 5 fiscos españoles están muy caninos y ya se sabe que el hambre agudiza el ingenio. No están las haciendas españolas como para mirar a otro lado, con tanto subsidio que mantener y tan poco ingreso.

2) TASA DE AHORRO: Estamos en un nivel de consumo realmente bajo. La gente que subsite con unos ingresos mínimos no va a consumir menos, porque ya está consumiendo lo justito. En cuanto al resto, estamos aprovechando que aún nos dura el empleo para guardar sobrantes por si lo perdemos. Por eso ha bajado tanto el consumo y subido el ahorro a tasas históricas ¿Podemos ahorrar más y bajar el consumo? Me da que ya no nos da el cuerpo para menos "lujos".

¿Qué puede ocurrir? Pues muy fácil: quien tenga algunos ahorrillos adelantará su consumo antes de la subida para ahorrársela, con la consiguinte subida del consumo, PIB. A partir de ahí, el consumo será parecido al actual de supervivencia y "por si las moscas". Así que el consumo y el PIB no sufrirán variación por la medida: lo comido por lo servido.

En cuanto a la recaudación, subirá en el primer momento y bajará con menos intensidad que la subida en el segundo. En el primero, por la subida del consumo y en el segundo, al ser el impuesto mayor y un consumo similar al anterior al aprovisionamiento, caerá la recaudación, pero será mayor que antes del primer momento. Así, no bajará la recaudación con respecto a la actual, porque ya estamos bastante ahorradores.

En conclusión, el efecto directo global de la medida va a tener un impacto casi nulo en consumo y producción y un aumento en la recaudación. El efecto indirecto, será positivo en los tres factores, ya que la subida de la recaudación permitirá mantener las ayudas y bajar el precio de la deuda española al aumentar la solvencia del país.

 

Jubilación, una cuestión estructural


En la Uni, hace ya unos 5 añitos, recuerdo insistía con vehemencia nuestro profesor de Estructura Económica de España, que era necesario a todas luces subir la edad de jubilación para sostener el sistema. Lo decía justo el año que se jubilaba. Recuerdo que se despidió deseándonos un brillante futuro profesional, pues, explicaba, era la garantía del sostenimiento de su pensión. Ciertamente, él mismo realiza algún tipo de actividad más allá de los 65, colaborando en cursos, másteres, etc.
Era buen profesor. Tan bueno, que la globalidad de sus enseñanzas me permite hacer crítica de su tesis. Al fin y al cabo el nos enseñó: “no os pongáis límites que nadie os ponga”. Es cuestión de no valorar sólo la cuestión matemática de los números actuales. Hacer la regla de tres es muy sencillo, pero no siempre lo más efectivo en una sociedad en constante cambio. Yo, sinceramente, dejaría la regulación de las pensiones como está, que ya permite alargar la vida laboral voluntariamente.
El problema es, efectivamente, de otras dimensiones más complejas de abarcar que cambiar un simple dígito en una Ley. Éstas son las que yo considero principales dimensiones del problema.
a) Demográfica:
El pino demográfico (que no pirámide) debe ser corregido. Algunas políticas en ese sentido ya se han hecho desde los gobiernos centrales y autonómicos (incluso forales). Sin embargo, hay que seguir la estela de otros países que han sido más eficaces: Alemania, Suecia, por ejemplo. Aquí habría que hablar de conciliación familiar, pero no concretaré medidas, porque habría que adaptar las que se toman en otros países a las posibilidades de España. En todo caso, es necesario crear las condiciones para una mayor conciliación. Entre las posibles medidas, no está mal , por ejemplo, la propuesta de ampliar de 14 a 20 semanas la baja de maternidad en la UE (en España son 16).
El objetivo sería mantener una pirámide, dentro de unos límites de población, sin super-poblarnos, puesto que estamos cerca del umbral de lo sostenible.
b) De estructura económica:
Mientras llegamos a una demografía más normalizada, hay que crear las condiciones para que una amplia base de población activa tenga un empleo útil, sostenido y sostenible.
Entro en harina. El sector de las energías renovables debe de ser, en la actualidad, un sector motor, pero no exceder de sus perspectivas de futuro, pues el espacio físico de su expansión (presas, molinos de viento, campos solares) es limitado. La energía geotérmica puede ser de un futuro mayor, pero a muy largo plazo, pues requeriría levantar el país entero. Por lo tanto, se necesita un mix económico (como energético) que combine en su base sectores pujantes con otros de crecimiento menor pero producción sostenida, adecuados a nuestras características: agroalimentario, mantenimiento de instalaciones (de industria, energía, hogares, ...), I+D+i centrada en la mejora de esas instalaciones y de los métodos de producción, ...
Por encima de esta base, entra el sector servicios, que se entrelazaría con una base industrial sostenible potente.
c) Movilidad laboral en igualdad de condiciones y reforma del modelo de formación-educación:
La movilidad de los trabajadores permite compensar las necesidades de mano de obra de unos lugares o regiones con otros. El efecto supone aumentar la capacidad de producción de cada lugar al poder captar mano de obra deficitaria. De esta manera, se redistribuiría la población disminuyendo el paro en todos los lugares, con el correspondiente aporte al sistema de seguridad social.
Por otra parte, no se puede entender que se estén dando casos de contratación de mano de obra de otros lugares (se dé en el país o región que se dé) en sustitución de trabajadores que están empleados, sólo porque aquellos acepten peores condiciones laborales que los últimos, que acaban en el paro. Es pan para unos, paro para otros y precariedad para todas. Por ello, lo que hay que fomentar es la movilidad laboral en igualdad de condiciones, que es la que dará lugar a las compensaciones de déficit de mano de obra por sectores y lugares y no de competencia desleal entre trabajadores. Es necesario que se aborden, desde la Unión Europea mecanismos para evitar la sub-contratación de trabajadores en condiciones peores a los del lugar de destino.
Para que este modelo funcione realmente, hay que entrar de lleno en reformas de educación y formación. Aquí entran en juego el llamado proceso de Bolonia, la reforma universitaria y la FP. El primero (Espacio Europeo de Educación Superior) redundaría en la movilidad de la mano de obra muy cualificada, pero no resuelve por sí sólo el problema. La reforma universitaria, no es exactamente lo mismo, aunque ambas buscan, entre otras cosas, aumentar la practicidad de los estudios universitarios. Además, se está buscando racionalizar recursos. La eliminación de una carrera en una facultad se puede compensar con una beca para ir a otra provincia y, seguramente, se gane en calidad.
De cualquier modo, lo verdaderamente revelador es que hay déficit de mano de obra cualificada, de la que se genera en la FP. De hecho, el giro pretendido por la reforma universitaria, supone, de algún modo, “FPizar” los estudios universitarios, de ahí que se haya acusado a Bolonia (que no se debe identificar con la reforma universitaria, pero se hace) de mercantilismo. Lo cierto es que en los deseos de universitarios y universitarias conviven los deseos de incorporarse al mercado laboral en un empleo de calidad crear auto-empleo con los de meramente ampliar conocimientos u ocupar las cotas más altas de dirección. Las personas del primer grupo, en un futuro, deberían de encontrar su salida en la FP, a la que nadie acusa de estar “mercantilizada”, pues el alumnado acude a formarse como profesional. En lugar de reformar y ampliar la FP, lo que parece que se hace es convertir los grados en un "super FP" y el máster y doctorado en las opciones reservadas para élites. Duro trabajo le espera el nuevo Ministro de Educación, que en su entrevista del otro día (por su propio hermano) apostó por tratar estos temas con el Ministro de Trabajo. Sería un buen sitio por donde empezar.
Ya sé que puede parecer que me he ido por las ramas, pero la reforma estructural está claro que es el remedio a gran parte de los problemas de índole socio-económico, lo que evidentemente, redunda en el sostenimiento del sistema de Seguridad Social. Estas reflexiones parten no sólo de lo que aprendí en la Universidad (que fue algo mejor de lo que me obligaron a aprehender-vomitar), si no de compartir reflexiones con otras personas, entre ellas, blogueras. Espero que corrijáis este pequeño compendio y, en su caso, lo ampliéis.

Muchas gracias.

La elección de Zapatero

El lunes, Zapatero fue a "Tengo una pregunta para usted" a dar la cara ante la ciudadanía del país, y así salió, con la cara partida y tragando saliva más de una vez. El que no salió, fue Rajoy, aquien ofrecieron salir, a su elección, una semana antes o una después. Ni con ventaja está el PP en disposición de aguantar un duelo en un terreno que desgasta al Gobierno (ni tienen otra alternativa que no sea bajar impuestos para recortar protección social, ni pueden gobernarse a sí mismmos tan siquiera).

Sin embargo, ayer, nadie se acordó de la crisis del PP, porque el PP no importa. Y me alegro de que las tortas se las llevara Zapatero, porque a él le tocan, por la elección que ha tomado. Ha tomado la decisión de subir las pensiones, sobre todo las mínimas, por encima del IPC; repartir 400 € a 16 millones de trabajadores/as, jubilados/as y autónomos/as, crear la Ley de dependencia, subir el Salario Mínimo Interprofesional (con repercusión en lo que cobra la gente que está parada); ... . Y no piensa dar marcha atrás. Cuando se elige algo, es porque se descarta alguna otra opción.

¿Qué ha descartado? Ha descartado bajar los impuestos y hacer recortes sociales para fomentar el empleo. Con ello, seguramente, tendríamos menos paro y menos recesión a corto plazo, pero empleos más precarios y una importante bolsa de gente que, con la que está cayendo, pasaría miseria, pero de la de verdad, la de dormir en la calle y no tener un chusco de pan que llevarse a la boca. Ha descartado dejar el dinero en manos de quienes están forrados, para, además de lo indicado, comprar productos a los bancos. La jugada no ha salido bien, aparentemente. Pero a nadie se le escapa que ha evitado que quiebren (con la pérdida de empleo y financiación que ello supone) y que en un par deaños, el dinero vuelve con intereses. Por último, decide mantener el aumento de becas y la expansión de la enseñanza gratuita de 0 a 3 años, en lugar de ahorrarse el gasto y dejar que paguemos menos impuestos para consumir más y para que las empresas tengan más fondos con los que confrontar la crisis.

Es una apuesta arriesgada. El Gobierno no tiene más madera para alimentar la economía y no quiere quemar el tren, si no resguardar lo que se ha construído del Estado de Bienestar. Y eso, para que las personas más débiles no queden totalmente desprotegidas. Claro, que esto coloca a buena parte de la mal llamada "clase media", en una situción delicada, de auténtica angustia, por haber pasado de tener un alto nivel de vida a ver peligrar hasta el plato de alubias. Pero no peligra ni eso, ni la educación de los hijos de la gente que está parada, porque caerían en el saco de las personas más débiles, amparadas por el déficit público asumido.

¿Y qué le queda al Gobierno por hacer? Pues poca cosa, si no lanzar un mensaje de confianza, en que, como sabemos, garantizar la preparación de las generaciones que vienen va a ser nuestro salvavidas. Y lanzar otro mensaje claro: si las 31.ooo obras públicas sólo son un parche temporal para el personal de la construcción, que se preparen para los sectores que habrán de tirar de la economía cuando todo pase. Garantizar el bienestar, hace que la gente tenga capacidad para invertir tiempo en formarse y buscar un mejor empleo en un sector con mejor futuro. Si nos quedamos en la mera rabieta, en casa, nos hundiremos en el agua. Hay que dar brazadas para salir. Es más difícil que quemar lo que queda del Estado, pero, a la larga, más eficaz y productivo.

Por último, ha hecho un auténtico exhorto para que, los que podamos, sigamos tirando del carro y protegiendo a los que andáis pasándolas canutas. A mí me asusta el reto un poco, porque supone reconocer que papá Estado no me garantiza que mi empleo concreto se vaya a sostener, pero lo asumo como una apuesta de futuro. Si me voy a pique, volveré a ponerme en pie como sea.

¿Os convence?


Vídeo editado por las noticias de rtve.es

Economía de consumo: la verdad de un modelo en crisis









El Gobierno ha hecho bien en aguantar la presión de los camioneros y ha acertado al proponer un conjunto de medidas que no va solucionar los problemas del transporte, pero que pueden ayudarle

EL CORREO 15.06.08 -IGNACIO MARCO-GARDOQUI|

En este país practicamos un vicio con mucha frecuencia y caemos en un error con gran constancia. Claro que tenemos más, pero yo me refiero hoy a los que afloran siempre en los conflictos socio-económicos. El reciente del transporte es un buen ejemplo. El vicio: cuando un sector económico, una comunidad social o cualquier grupo de personas se enfrentan a un problema que no son capaces de resolver sus miradas se dirigen inmediatamente hacia el Estado. «Que lo arregle el Gobierno» es más que una súplica y mucho más que un deseo. Es una orden. El error: en este país confundimos lo que es «gratis» con todo lo que es «sin costo». Y no es así. Hay muchas cosas, como la sanidad o la educación, que son gratis, pero que tienen un costo enorme. Otra cosa es que no se repercuta al usuario del servicio. La culpa del equívoco la tiene la nefasta costumbre de no informar al beneficiario del coste que conlleva el servicio gratuito que recibe.
Los transportistas se enfrentan hoy a una situación francamente difícil por culpa de la conjunción de una serie de factores adversos. En primer lugar, a una brutal subida de un coste tan fundamental en su actividad como son los carburantes que mueven los camiones que conducen. En segundo, a otra subida, no menos dolorosa, de los tipos de interés que han de pagar por los créditos solicitados para adquirir y operar esos camiones. En tercero, a una relevante caída de la actividad, consecuencia de la crisis. Cuando el consumo, en general, decae, y la construcción se estanca, la demanda de transporte sufre un descalabro. Unan a todo ello la terrible atomización del sector, que nos muestra a una pléyade de autónomos y muy pequeños empresarios que carecen de la capacidad de negociación necesaria para pactar precios convenientes con los cargadores, y tendrán una imagen fiel de los problemas a los que se enfrenta el sector.
De ahí que todas las miradas se dirijan angustiadas hacia el Gobierno en busca de unas soluciones globales que pocos encuentran a nivel individual. Pero aquí unimos el vicio con el error. El Gobierno no es nunca omnisciente, pero en este caso dispone de un muy estrecho margen de maniobra y todo lo que puede hacer tiene un coste elevado que es necesario calibrar. El derecho de la competencia, la justicia comparativa y las restricciones presupuestarias son elementos que influyen decisivamente en la 'solución posible' que, sin duda alguna, estará muy lejos de la 'solución deseable'.
El Gobierno no puede influir sobre el precio del gasóleo y no puede rebajar los tipos de interés porque son decisiones que caen completamente fuera de su área de influencia. Tampoco puede decretar unas tarifas mínimas a un servicio que prestan empresas privadas, porque eso lesionaría gravemente el derecho de la competencia. Ni siquiera puede imponer un sistema automático de traslación de costes a tarifas porque eso significaría una injerencia intolerable en el mercado, que automáticamente sería solicitado por todos los innumerables sectores que padecen la misma inflación de costes.
¿Qué puede hacer? Puede aliviar la carga fiscal, reducir las cotizaciones sociales y aligerar los procesos administrativos de las empresas de transporte. Pero todo eso tiene un coste que hay que trasladarlo a alguien. O aumenta a otros sectores los impuestos que les gravan, para mantener el mismo nivel de ingresos, o reduce los gastos sociales o aumenta el déficit público. Nada es gratis, todo tiene costo.
Y, con ello, nos adentramos en el proceloso mundo de la justicia comparativa. Los gobiernos acostumbran a ser más sensibles con los problemas que acucian a los sectores que más presionan. No cabe duda de que los transportistas disponen de una enorme capacidad de presión, como lo demuestra el hecho de que lleven una semana abriendo los informativos de las televisiones y ocupando las primeras páginas de todos lo periódicos. En definitiva, ningún ministro llega al Gobierno con la palma de los mártires en la mano, sino con el indisimulado interés de concitar los apoyos necesarios para mantenerse en el sillón.
Pero, una cosa es la conveniencia particular, otra la capacidad de resistencia y una muy distinta la eficacia y la justicia de su actuación. Visto así, el Gobierno ha hecho bien en aguantar la presión; y ha acertado a la hora de proponer un conjunto de medidas que no van a solucionar los problemas del transporte, pero pueden ayudarle sin romper ningún equilibrio fundamental ni violentar ninguna norma de la competencia. En adelante, el sector debería centrarse en buscar sus propias soluciones. Hay muchas cosas que dependen de su voluntad, como es la estructura empresarial y, con toda certeza, nadie sabe mejor que ellos lo que deben hacer para dar viabilidad a sus empresas y garantizar su futuro. Bajo estas premisas, la solidaridad social estaría justificada.

Por qué la economía decae

Viajando de enlace a enlace por la blogosfera, me he encontrado un artículo de Joaquin Leguina que ilustra bien el porqué de la situación económica actual. Os animo a echarle un vistazo. Es bastante clarificador.

Ya que veo que no motiva el tema, haré un resumen del artículo. Esta es, muy esquemáticamente, la evolución de la crisis hipotecaria que deriva en desacleración económica (esperemos que no en crisis = decrecimiento de la economía).

1.- Los tipos de interés llevaban años muy bajos (para incentivar la economía entre otros motivos) en el mercado intermnacional.

2.- Ello llevaba a conceder préstamos a bajo interés, con lo que el margen de los bancos y cajas era bajo. Entonces decicidieron:

a) Conceder un montón de préstamos al precio barato en que estaban, para sumar beneficios.

b) Conceder (en EEUU, sobre todo) préstamos más arriesgados, más caros, con lo que obtenían mayores beneficios. Como los pisos no paraban de subir, pensaban que, si no podían pagar el préstamo, almenos la vivienda valdría lo suficiente como para venderla y amortizar el préstamo.

3.- A consecuencia de ésto, los bancos de EEUU redujeron su liquidez, en espera de beneficios postreiores y acudieron a otros bancos y prestartarios, además de crear una maraña de fondos de inversión con las hipotecas "arriesgadas", que se han esparcido a lo largo de todos los bancos y cajas, sin que se pueda saber la fiabilidad de cobro.

4.- El precio de la vivienda (en EEUU en mayor medida), llegó al límite de lo permisibles para los compradores. El plan de 2.- b) no funciona y los bancos de EEUU empiezan a no cobrar los créditos, como tampoco los demás que prestaron a los bancos de EEUU. Los fondos de inversión mencionados en 3.- bajan de valor en picado.

5.- Los bancos de EEUU no tienen dinero para prestar. Los demás, ya no se fían y dejan de prestar dinero a otros bancos, o lo hacen a un alto interés. Consecuentemente, sube el EURIBOR.

6.- Así, las personas de a pie ven subir sus hipotecas o que no pueden acceder a préstamos (hipotecarios o no) o son más caros. Algunos, pierden el dinero de los fondos de inversión 3.-

7.- Dado lo anterior, se reduce el consumo: "la gente deja de comprar calcetines en el Corte Inglés, o donde sea, o de irse de vacaciones, etc." También tener en cuenta que 4.- se produe en España y la gente deja de comprar pisos.

8.- Las empresas distribuidoras, agencias de viajes, etc, al ver que venden menos, compran menos a las fábricas. Las constructoras, ni te cuento.

9.- La fábrica, que vende menos, se plantea despedir trabajadores, porque no los necesita. Idem constructoras.

10.- Se inicia el bucle con el desempleo, el menor consumo, etc.

Solución para la inflación

A vueltas con el lastre de los precios que aguantamos los currantes (los que no tenemos finiquitos de más de 10 millones de €), el otro día me puse a pensar si realmente los precios los fijamos los trabajadores. Y es que las organizaciones empresariales piden a sindicatos y gobierno tan insistentemente el control de los salarios, que uno duda si quienes marcan los precios son quienes ponen los productos y servicios en el mercado o los asalariados con nuestras pretensiones alimentamos la inflación más que las empresas.

Así, resolví contrastar 3 datos en una simple ecuación de economista de calle, pero muy clarificadora: IPC (INE), coste por trabajador (INE) y resultados empresariales (Banco de España). Decidí tomar como muestra 2006, porque es el último año completo del que obtuve datos de las 3 variables en una búsqueda “rápida” por internet. Así, el IPC subió un 3,1%. El coste laboral total por trabajador y mes, pasó de 2.234,72 € (último trimestre de 2005) a 2.310,86 € (último trimestre de 2006): esto es, creció un 3,41% (redondeando al alza). Hasta aquí, vemos una cierta correspondencia, con levísimo aumento del poder adquisitivo de los trabajadores. Por último, si vemos los datos de aumento del resultado neto de las empresas reflejado en la Central de Balances Anual (Banco de España), éste fue del 29,37%.

Al margen de que, evidentemente, faltan numerosos factores para analizar las causas de la inflación, a cualquier humano pensante se le ocurre que el margen real para reducir los precios se encontraría, en todo caso, en los resultados de nuestras empresas. Y es que, con casi 10 veces más de beneficio y casi 95 veces más de aumento de poder adquisitivo, no se puede permitir que el currela tire del carro eternamente mientras empresarios y grandes directivos se siguen llenando los bolsillos.