domingo, 19 de abril de 2009

Jubilación, una cuestión estructural

En la Uni, hace ya unos 5 añitos, recuerdo insistía con vehemencia nuestro profesor de Estructura Económica de España, que era necesario a todas luces subir la edad de jubilación para sostener el sistema. Lo decía justo el año que se jubilaba. Recuerdo que se despidió deseándonos un brillante futuro profesional, pues, explicaba, era la garantía del sostenimiento de su pensión. Ciertamente, él mismo realiza algún tipo de actividad más allá de los 65, colaborando en cursos, másteres, etc.

Era buen profesor. Tan bueno, que la globalidad de sus enseñanzas me permite hacer crítica de su tesis. Al fin y al cabo el nos enseñó: “no os pongáis límites que nadie os ponga”. Es cuestión de no valorar sólo la cuestión matemática de los números actuales. Hacer la regla de tres es muy sencillo, pero no siempre lo más efectivo en una sociedad en constante cambio. Yo, sinceramente, dejaría la regulación de las pensiones como está, que ya permite alargar la vida laboral voluntariamente.

El problema es, efectivamente, de otras dimensiones más complejas de abarcar que cambiar un simple dígito en una Ley. Éstas son las que yo considero principales dimensiones del problema.


a) Demográfica:


El pino demográfico (que no pirámide) debe ser corregido. Algunas políticas en ese sentido ya se han hecho desde los gobiernos centrales y autonómicos (incluso forales). Sin embargo, hay que seguir la estela de otros países que han sido más eficaces: Alemania, Suecia, por ejemplo. Aquí habría que hablar de conciliación familiar, pero no concretaré medidas, porque habría que adaptar las que se toman en otros países a las posibilidades de España. En todo caso, es necesario crear las condiciones para una mayor conciliación. Entre las posibles medidas, no está mal , por ejemplo, la propuesta de ampliar de 14 a 20 semanas la baja de maternidad en la UE (en España son 16).

El objetivo sería mantener una pirámide, dentro de unos límites de población, sin super-poblarnos, puesto que estamos cerca del umbral de lo sostenible.


b) De estructura económica:


Mientras llegamos a una demografía más normalizada, hay que crear las condiciones para que una amplia base de población activa tenga un empleo útil, sostenido y sostenible.

Entro en harina. El sector de las energías renovables debe de ser, en la actualidad, un sector motor, pero no exceder de sus perspectivas de futuro, pues el espacio físico de su expansión (presas, molinos de viento, campos solares) es limitado. La energía geotérmica puede ser de un futuro mayor, pero a muy largo plazo, pues requeriría levantar el país entero. Por lo tanto, se necesita un mix económico (como energético) que combine en su base sectores pujantes con otros de crecimiento menor pero producción sostenida, adecuados a nuestras características: agroalimentario, mantenimiento de instalaciones (de industria, energía, hogares, ...), I+D+i centrada en la mejora de esas instalaciones y de los métodos de producción, ...

Por encima de esta base, entra el sector servicios, que se entrelazaría con una base industrial sostenible potente.


c) Movilidad laboral en igualdad de condiciones y reforma del modelo de formación-educación:


La movilidad de los trabajadores permite compensar las necesidades de mano de obra de unos lugares o regiones con otros. El efecto supone aumentar la capacidad de producción de cada lugar al poder captar mano de obra deficitaria. De esta manera, se redistribuiría la población disminuyendo el paro en todos los lugares, con el correspondiente aporte al sistema de seguridad social.

Por otra parte, no se puede entender que se estén dando casos de contratación de mano de obra de otros lugares (se dé en el país o región que se dé) en sustitución de trabajadores que están empleados, sólo porque aquellos acepten peores condiciones laborales que los últimos, que acaban en el paro. Es pan para unos, paro para otros y precariedad para todas. Por ello, lo que hay que fomentar es la movilidad laboral en igualdad de condiciones, que es la que dará lugar a las compensaciones de déficit de mano de obra por sectores y lugares y no de competencia desleal entre trabajadores. Es necesario que se aborden, desde la Unión Europea mecanismos para evitar la sub-contratación de trabajadores en condiciones peores a los del lugar de destino.

Para que este modelo funcione realmente, hay que entrar de lleno en reformas de educación y formación. Aquí entran en juego el llamado proceso de Bolonia, la reforma universitaria y la FP. El primero (Espacio Europeo de Educación Superior) redundaría en la movilidad de la mano de obra muy cualificada, pero no resuelve por sí sólo el problema. La reforma universitaria, no es exactamente lo mismo, aunque ambas buscan, entre otras cosas, aumentar la practicidad de los estudios universitarios. Además, se está buscando racionalizar recursos. La eliminación de una carrera en una facultad se puede compensar con una beca para ir a otra provincia y, seguramente, se gane en calidad.

De cualquier modo, lo verdaderamente revelador es que hay déficit de mano de obra cualificada, de la que se genera en la FP. De hecho, el giro pretendido por la reforma universitaria, supone, de algún modo, “FPizar” los estudios universitarios, de ahí que se haya acusado a Bolonia (que no se debe identificar con la reforma universitaria, pero se hace) de mercantilismo. Lo cierto es que en los deseos de universitarios y universitarias conviven los deseos de incorporarse al mercado laboral en un empleo de calidad crear auto-empleo con los de meramente ampliar conocimientos u ocupar las cotas más altas de dirección. Las personas del primer grupo, en un futuro, deberían de encontrar su salida en la FP, a la que nadie acusa de estar “mercantilizada”, pues el alumnado acude a formarse como profesional. En lugar de reformar y ampliar la FP, lo que parece que se hace es convertir los grados en un "super FP" y el máster y doctorado en las opciones reservadas para élites. Duro trabajo le espera el nuevo Ministro de Educación, que en su entrevista del otro día (por su propio hermano) apostó por tratar estos temas con el Ministro de Trabajo. Sería un buen sitio por donde empezar.


Ya sé que puede parecer que me he ido por las ramas, pero la reforma estructural está claro que es el remedio a gran parte de los problemas de índole socio-económico, lo que evidentemente, redunda en el sostenimiento del sistema de Seguridad Social. Estas reflexiones parten no sólo de lo que aprendí en la Universidad (que fue algo mejor de lo que me obligaron a aprehender-vomitar), si no de compartir reflexiones con otras personas, entre ellas, blogueras. Espero que corrijáis este pequeño compendio y, en su caso, lo ampliéis.

Muchas gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo mejor, la prejubilación de Jáuregui. Roma no paga traidores

Edu Castañeda dijo...

Desde luego, a usted, ""Anónimo"", a valiente y sesudo no hay quien le gane. Estoy abrumado por sus aportaciones a la cuestión del futuro de las pensiones. Le recomiendodarle forma a tan grandes reflexiones y elaborar una tesis doctoral.

A ver cuanto tarda el próximo "anónimo" en criticar con vehemencia la jubilación de los políticos.