viernes, 20 de junio de 2008

El vicio y el error

El Gobierno ha hecho bien en aguantar la presión de los camioneros y ha acertado al proponer un conjunto de medidas que no va solucionar los problemas del transporte, pero que pueden ayudarle

EL CORREO 15.06.08 -IGNACIO MARCO-GARDOQUI|


En este país practicamos un vicio con mucha frecuencia y caemos en un error con gran constancia. Claro que tenemos más, pero yo me refiero hoy a los que afloran siempre en los conflictos socio-económicos. El reciente del transporte es un buen ejemplo. El vicio: cuando un sector económico, una comunidad social o cualquier grupo de personas se enfrentan a un problema que no son capaces de resolver sus miradas se dirigen inmediatamente hacia el Estado. «Que lo arregle el Gobierno» es más que una súplica y mucho más que un deseo. Es una orden. El error: en este país confundimos lo que es «gratis» con todo lo que es «sin costo». Y no es así. Hay muchas cosas, como la sanidad o la educación, que son gratis, pero que tienen un costo enorme. Otra cosa es que no se repercuta al usuario del servicio. La culpa del equívoco la tiene la nefasta costumbre de no informar al beneficiario del coste que conlleva el servicio gratuito que recibe.

Los transportistas se enfrentan hoy a una situación francamente difícil por culpa de la conjunción de una serie de factores adversos. En primer lugar, a una brutal subida de un coste tan fundamental en su actividad como son los carburantes que mueven los camiones que conducen. En segundo, a otra subida, no menos dolorosa, de los tipos de interés que han de pagar por los créditos solicitados para adquirir y operar esos camiones. En tercero, a una relevante caída de la actividad, consecuencia de la crisis. Cuando el consumo, en general, decae, y la construcción se estanca, la demanda de transporte sufre un descalabro. Unan a todo ello la terrible atomización del sector, que nos muestra a una pléyade de autónomos y muy pequeños empresarios que carecen de la capacidad de negociación necesaria para pactar precios convenientes con los cargadores, y tendrán una imagen fiel de los problemas a los que se enfrenta el sector.
De ahí que todas las miradas se dirijan angustiadas hacia el Gobierno en busca de unas soluciones globales que pocos encuentran a nivel individual. Pero aquí unimos el vicio con el error. El Gobierno no es nunca omnisciente, pero en este caso dispone de un muy estrecho margen de maniobra y todo lo que puede hacer tiene un coste elevado que es necesario calibrar. El derecho de la competencia, la justicia comparativa y las restricciones presupuestarias son elementos que influyen decisivamente en la 'solución posible' que, sin duda alguna, estará muy lejos de la 'solución deseable'.

El Gobierno no puede influir sobre el precio del gasóleo y no puede rebajar los tipos de interés porque son decisiones que caen completamente fuera de su área de influencia. Tampoco puede decretar unas tarifas mínimas a un servicio que prestan empresas privadas, porque eso lesionaría gravemente el derecho de la competencia. Ni siquiera puede imponer un sistema automático de traslación de costes a tarifas porque eso significaría una injerencia intolerable en el mercado, que automáticamente sería solicitado por todos los innumerables sectores que padecen la misma inflación de costes.
¿Qué puede hacer? Puede aliviar la carga fiscal, reducir las cotizaciones sociales y aligerar los procesos administrativos de las empresas de transporte. Pero todo eso tiene un coste que hay que trasladarlo a alguien. O aumenta a otros sectores los impuestos que les gravan, para mantener el mismo nivel de ingresos, o reduce los gastos sociales o aumenta el déficit público. Nada es gratis, todo tiene costo.

Y, con ello, nos adentramos en el proceloso mundo de la justicia comparativa. Los gobiernos acostumbran a ser más sensibles con los problemas que acucian a los sectores que más presionan. No cabe duda de que los transportistas disponen de una enorme capacidad de presión, como lo demuestra el hecho de que lleven una semana abriendo los informativos de las televisiones y ocupando las primeras páginas de todos lo periódicos. En definitiva, ningún ministro llega al Gobierno con la palma de los mártires en la mano, sino con el indisimulado interés de concitar los apoyos necesarios para mantenerse en el sillón.

Pero, una cosa es la conveniencia particular, otra la capacidad de resistencia y una muy distinta la eficacia y la justicia de su actuación. Visto así, el Gobierno ha hecho bien en aguantar la presión; y ha acertado a la hora de proponer un conjunto de medidas que no van a solucionar los problemas del transporte, pero pueden ayudarle sin romper ningún equilibrio fundamental ni violentar ninguna norma de la competencia. En adelante, el sector debería centrarse en buscar sus propias soluciones. Hay muchas cosas que dependen de su voluntad, como es la estructura empresarial y, con toda certeza, nadie sabe mejor que ellos lo que deben hacer para dar viabilidad a sus empresas y garantizar su futuro. Bajo estas premisas, la solidaridad social estaría justificada.

4 comentarios:

gsantamaria dijo...

Es bastante acertado el análisis de Marco Gardoqui. Desgraciadamente, en España, cualquier paquete de medidas es simplemente un parche transitorio que no dará lugar sino a más reclamaciones en el momento en el que sean insuficientes.

Un saludo.

Edu Castañeda dijo...

Estoy de acuerdo en parte. Pienso que hay que trabajar a la vez con parches lo más duraderos posibles y reformas de carácter estructural. Sin embargo, estas últimas recaen más sobre las manos de los propios camioneros (autónomos, pymes y grandes flotas).

Bueno sería que aprovecharan la ayuda de los parches para poner en marcha su propia re-estructuración.

Igone dijo...

Estimado Edu...

Disculpa que cambie un rato la temática de este post, pero fíjate que una se plantea opositar a todo lo opositable y fíjate por donde que veo que en Barakaldo habéis sacado una ope. Pero claro, normalmente todas las opes de todos los ayuntamientos de Bizkaia así como las forales, aparecen en el BOB, pero en el último email que mandaron no aparecía, y para el siguiente, lamento que no les dará tiempo a publicarla, ya que estará cerrado el plazo.

Te cuento.

Si tu entras en la página de tu ayuntamiento, y te diriges a esta página, desde ayer día 1 de julio, encontrabas la Convocatoria de Bolsa de Administrativos (te invito a entrar, y al final del todo, ver como efectívamente, la convocatoria se publicó el día 1 de Julio), pero anda tu por dónde que, sin tiempo a que salga en el próximo BOB, el plazo se acaba este sabado...con lo cual, solo hay 4 días HÁBILES. Y claro, yo que trabajo, si tengo que ir a recoger los certificados de mis idiomas, de mis carreras y mis postgrados, necesito un margen de tiempo superior a 4 días, puesto que en concreto, uno de ellos, tiene que venir desde Barcelona, a no ser que GSANTAMARIA, me lo mande por fax..que con lo majo chico que es, estoy convencida de que me haría el favor.

Así que se me ha ocurrido que quizá recurriendo a un jóven socialista, este pueda interceder con su Alcalde - que fíjate que humilde que es, que ni si quiera le apetece vender las ampliaciones de plazas de trabajo que lanza en su ciudad - para aceptar mi candidatura, el sabado a la tarde ;-) que quizá tenga ya dichos certificados. Además, con lo humilde y amable que es el señor, se que ni si quiera molestaría a un administrativo, que hasta sería capaz de estar el mismo para recogerlo :-)

Me pregunto si la convocatoria es extraurgente. ¿se ha muerto alguien del ayuntamiento y no hay personal para realizar su tarea?

Es que reconoceme que publicarlo el día 1, y acabar el día 5, es un poco precipitado.

¿Qué me respondes?
¿Le pides a tu alcalde que me espere el sabado a la tarde para que le entrege mis certificados y mi instancia completada?

Edu Castañeda dijo...

En primer lugar, Igone, te doy las gracias por confiar en mí en tu consulta. Lo cierto es que las socialistas y los socialistas baracaldeses recibimos consultas de este y otro tipo a diario (¿qué pasa con mi VPO? la típica de la acera, el árbol, poned unas barandillas o unos bancos, etc, etc, etc.)

En segundo lugar, pido disculpas por mi tardanza. He estado de vacaciones un tanto alejado del mundo adulto, en un país multicolor, ... y encima vuelvo con achaques (hay que ver, a mi tierna edad).

Seguidamente, aclaro algo que es una obviedad: por muy joven y muy socialista que sea, no puedo interceder en el discurrir administrativo de una OPE en Barakaldo. No sólo no puedo, si no que ni se me ocurriría intentarlo ni mucho menos a Tontxu aceptarlo, venga de donde venga la petición.

Si vamos al quid de la cuestión, podías haber remitido la documentación por correo administrativo (mejor si es certificado) el sábado 5 de julio a las 18:00 a través de éstas oficinas de correos:
http://www.correos.es/comun/oficinasbuzones/1032-Resultados.asp

Por lo menos, en www.correos.es me indican que estaban abiertas. A estos efectos, la ventanilla de correos se “convierte” en la propia administración y el sello de correos viene a equivaler al de registro de entrada del propio Ayuntamiento. Lamento de nuevo que la información te haya llegado tarde, pero espero te sea útil en sucesivas OPEs, pues es un medio cómodo y tampoco se dispara mucho de precio. Yo lo he utilizado profesionalmente en infinidad de ocasiones para dirigir escritos y documentación a las administraciones públicas y resulta bastante eficaz.

Por último, reconozco desde mi nula experiencia que no me parece el plazo idóneo para una OPE, aunque si vemos el objeto de la convocatoria, me da que pensar que de un fallecimiento no se trata pero alguna baja sí que puede ser.

“OBJETO DE LA CONVOCATORIA.- El nombramiento de funcionarios interinos para cubrir vacantes accidentales (...)”

Volveré en un tiempo, ...