lunes, 21 de noviembre de 2011

Lejos del poder

Suele decirse que de los errores se aprende. Lo sabemos, había que contar con la crisis y no la contamos. De hecho, nadie contaba con algo tan gordo. Despúes, hubo que enmendar "cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste". Es una frase que pasará a la historia como ejemplo de sacrificio por un país. Pero con la que está cayendo, no hay manera de explicarlo de forma que se comprenda como algo positivo.

Y de aquellos polvos, otro gobierno que cae con rotundidad. Al menos han sido los ciudadanos y no los tecnócratas como en Grecia o Italia. Y duele más, pero alivia que la gente conserve esa democrática capacidad. Yo hoy reivindico nuestra derrota, porque la quisieron las gentes de este país: que siempre sea así.

¿Y ahora qué? Ayer Fernando Ónega en La1 hablaba de "descomposición" del Partido Socialista. Bueno, pues tranquilos todos y todas: de las tripas andamos bién. La ciudadanía nos ha puesto lejos del poder. Y no me parece una tragedia, no. Es una oportunidad. La inmensa mayoría de la gente se siente lejos del poder y nos ha bajado de la peana. Nos han puesto a su lado, como una lección. Y desde aquí, podremos ver de más cerca qué nos piden, qué necesitan y cómo lo quieren.

Pero no será fácil recuperar la confianza. Las gentes de progreso ven a los partidos mayoritarios con recelo. Son muy críticos con los que prometen progreso y nos van a mirar con lupa, aunque estemos lejos del poder. Si nuestro proyecto es el de subir impuestos a los ricos, peleemos por ello; si queremos que la banca aporte un más de lo que da, sigamos manteniéndolo; si estamos dispuestos a acercar la política a los ciudadanos y que estén y se sientan mejor representados, hagámoslo con claridad. Quizá sea el momento de ser menos partido y más movimiento social: responsables, sí, pero valientes y reivindicativos.

Tenemos mucho trabajo por delante. Tenemos la tarea de vigilar al nuevo gobierno como cabeza de la oposición. Y, por delante, la labor de configurar un proyecto creible que sea un freno a los excesos de los mercados. Tendrán que cambiar las actitudes y también las personas, pero los valores, nunca.

No hay comentarios: